jueves, 10 de mayo de 2012

Juguemos de nuevo

Bueno, lo primero disculparme antes mis por lo menos dos lectores, por no haber escrito nada desde febrero, pero yo soy así demasiado inestable. Empecé con esto de los blogs con mucha ilusión pero la verdad, es que como todo en lo que empiezo y me va "mal", pues lo dejé.
Pero ahora he vuelto, gracias a un Vloggero que he empezado a seguir en Youtube, JPelirrojo, que ha conseguido volver a despertarme el gusanillo por esto de bloggear con b, aunque él lo hago con v jeje.

He leído mi última entrada y la verdad es que dejé varios temas pendientes, tales como la política o la educación; pero no va a ser hoy cuando escriba sobre esto, porque no me apetece, ni tengo actitud de denuncia hoy, estoy un poco pasota con todo lo que me rodea.

Francamente no sé que escribir en esta entrada, podría contaros mi día a día o mi infancia, pero lo primero es bastante monótono y lo segundo muy cursi jaja. Así que por qué no, vamos a leer la sociedad, vamos a vernos desde una perspectiva distinta.
Supongamos por un momento que estamos viendo un Gran Hermano gigante, o jugando a los Sims con nosotros mismos, ¿qué veríamos?.

En primer lugar veríamos la gente como si fuese de colores, de colores fijos y de gran saturación, y es que vivimos en una sociedad monocromática en cuanto a gustos, cada cual elige un color y no sale de ahí; es más nos molestan los colores distintos al nuestro, parecemos un gran tablero de Risk.
Están los de color negro (heavy, vampírios, etc), los de color rojo (regaettoneros, pandilleros, etc), color verde... y cada uno como si fuera un juguete viene con su pack de accesorios y de gustos, y no es compatible con otros complementos.
Pero leamos entre líneas lo que acabo de hacer, realmente aquí surge como por arte de magia algo que hacemos, etiquetar.
Y es que vivimos en una sociedad llena de Post-it, de dorsales, de marcas de agua, de sellos, de firmas... El problema viene cuando estas pegatinas no se pueden despegar, y es más no te las pones tú, llega otro, y como si fuera el día de los inocentes, te la pega en la espalda sin que tú te des cuenta.

Pero sigamos buceando en este tablero, ya tenemos a las fichas identificadas, pero... ¿cómo se mueven?, ¿cómo afectan unas a otras?, ¿cuales son las reglas del juego? Pues bien, la verdad es que el juego está muy bien programado y tiene incluso distintos niveles de dificultad y de modos de juego. Veamos los niveles que podemos elegir, ordenados de menor a mayor dificultad:

- Borrego
- Marioneta
- Mudo
- Independiente
- Salmón

En el primero sólo nos tenemos que dejar empujar, en el segundo dejarnos utilizar, que es algo más complicado porque ya implica un trabajo, mandado por otros.
El tercer nivel es próximo al segundo, pero con un desasosiego interior, ya que nos gustaría decir algo, pero no lo decimos para pasar de pantalla.
Ahora ya la cosa se complica, puedes intentar pasar de todo, ser independiente, tener tus propios ideales pero no luchar para que los demás los tengan (en este nivel me situo yo), es el nivel pasota.
Y ya, sólo para jugadores experimentados el modo Salmón, es decir, ir a contracorriente, luchar por todos los que luchas, y por cosas en las que mucha gente está en desacuerdo; en este nivel nos encontramos obstáculos tales como: soledad, burla, desprecio, borregos carnívoros, etc.

Este juego está bastante bien tejido, y es una tela muy dificil de cortar, así que la voy a ir cortando poco en distintos posts, no sin antes deciros que este juego es peligroso.
No hay una seta verde que te permita repetir, sólo tienes un intento, tú decides si pasar el juego sin pena ni gloria, o desbloquear los trofeos ocultos.

Ale, ya podéis dejar de sufrir me despido dejándoos el enlace a este genial Vloggero:
http://www.youtube.com/user/jpelirrojo

Y la frasecita de Sabina:

"Más de cien metiras que valen la pena"







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