miércoles, 1 de mayo de 2013

Impulsos


Es tarde para ponerse propósitos de año nuevo, pero al menos ya ha dado tiempo para que los demás hayan incumplido los suyos, y yo con un vigor renovado empiece el mío, y así poder mirarlos por encima del hombro.
Pues bien mi propósito va a ser aprender a controlar mis impulsos, y a vivir más tranquilo.

Gracias por leerme, un saludo.


No, obviamente este no es el final del blog (“Ya he visto que había más cosas escritas”), bueno déjame que piense que te he tomado el pelo, aguafiestas que eres un aguafiestas.


Efectivamente, soy una persona muy nerviosa y muy impulsiva. Si me conoces y has pasado conmigo más de una hora lo habrás sufrido, ya que mi nerviosismo se expresa moviendo la pierna igual que si estuviese cosiendo a máquina a cámara rápida (si no me conoces, encantado), y es un acto involuntario, de hecho solo paro cuando alguien que tengo al lado está harto de estar montado en el VibroPower y me llama la atención.

Y ser así no me beneficia en nada puesto que los nervios solo sirven para hacer las cosas mal, y equivocarnos en todas las decisiones que tomemos. Así , que deberías pensar en por qué te pones nervioso, una vez localizado el foco de tu nerviosismo podrás erradicarlo o al menos intentarlo, ya que ésta es la tónica de mi vida, intentar sin conseguir (supongo que la frase “la intención es lo que cuenta” ha hecho mella en mí).

Yo en mi caso tengo claro cuáles son estos factores: el café y el tabaco... no, son los complejos, la inseguridad y el miedo al ridículo, tengo un terrible miedo al ridículo. Hoy por ejemplo me he acordado cuando en clase me pedían que leyese en voz alta, en cuanto me equivocaba al leer una palabra empezaba a leer a trompicones, como sí DJ Valdi estuviera pinchando dentro de mi cabeza.
O por ejemplo, en clase de biología, naturales o conocimiento del medio, dependiendo de la edad, temía que saliera una rana en alguna hoja... me llamo Gustavo, y no hay que ser muy original para ponerme mote, ¿no?.

Y lo peor es que no consigo quitarme estos miedos, así que es muy difícil que algo me salga bien, porque en cuanto se empieza a torcer ya no hay quien lo remedie, y esta es una de las razones por las que quiero dejar de ser así.

Otra es por la gente que tengo a mi lado, porque les hago daño o al menos hago que no estén cómodos conmigo, puesto que otro de mis defectos son mis impulsos, y es que puedo pasar de estar riéndome a soltar una bordería en un segundo.

Además, lo peor es que soy impulsivo pero solo para mal, puesto que antes de dar un paso pienso todas las situaciones que pueden darse, y me centro sobre todo en las malas, un amigo me dice “tú problema es que tu cabeza va a demasiadas revoluciones y te montas quinientas películas de las cuales después ninguna es la acertada, pero lo estás pasando mal mientras las piensas”.
Con lo cual a la hora de tomar decisiones soy un cobarde, y una vez tomadas me arrepiento de haberlas tomado todos y cada uno de los días.
Pero claro, en el aspecto negativo sí soy rápido, y es que soy capaz de mandar al garete cualquier plan que tenga en cuanto algo me huela mal, y esto hace que me pierda muchas cosas en mi vida.

Espero, que después de haberte contado esto en un ataque de egocentrismo (que más que ser algo aislado es algo casi crónico) sea capaz de poner remedio a todo esto.

¿Y tú tienes algo que cambiar de tu personalidad? Piénsalo y me lo cuentas.

Te dejo esta canción de Pereza que retrata perfectamente lo último de lo que te he hablado, y como siempre, una pequeña tortura en forma de versos:

Impulsos

Me arreglo tras dsquebrajarme,
te alejo tras besarte,
me apago tras quemarme,
te riego tras talarte.

Feugo, fuego, ¡que arda Troya!

Tranquilidad, después alboroto,
paz, después guerra nuclear,
alargo, después lo acorto,
orden, después desordenar

Agua, agua, ¡inundad la Atlántida!

Hago unas alas de cera,
enfrento mis miedos solo,
de cordero paso a fiera,
y yo mismo me inmolo.